martes, 6 de abril de 2010

tercer mundo

"TERCER MUNDO COMO BASURERO"



Europa y Estados Unidos aún envían su basura tecnológica a países del Tercer mundo en lugar de reciclarla. La camuflan con etiquetas que indican que los productos van destinados a rutilares, pese a que ya no sirven de nada. ghana es uno de los últimos "vertederos" elegidos por las principales potencias,

según ha descubierto en una investigación que ha llevado a cabo. En un informe, la organización denuncia que los niños se exponen a grandes riesgos puesto que recogen basura cogiendo con sus manos ordenadores, televisiones y otros electrodomésticos que contienen sustancias altamente tóxicas por estar compuestas por químicos como el mercurio o el plomo los ciudadanos de la UE generan 1.300 millones de toneladas al año, de las cuales 40 millones son peligrosas. Así, cada habitante tira a la basura 3,5 toneladas de residuos. A este montante hay que añadir la agrícola, que supone 700 millones de toneladas anuales más.Los viejos aparatos electrónicos se amontonan especialmente en los vertederos europeos.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 67% de la basura termina allí o se incinera, creando severos daños medioambientales.De hecho, los sumideros no sólo engrosan su espacio, sino que también contaminan la tierra, el aire y el agua, emitiendo dióxido de carbono y metano en la atmósfera así como químicos y pesticidas, que perjudican a personas y animales.

Los países subdesarrollados, por su parte, también padecen las consecuencias de este fenómeno. Los países del Tercer Mundo se basan en el monocultivo, pero un producto agrícola puede bajar de precio, iniciando una espiral ruinosa. Los productores de petróleo presentan igualmente un solo producto pero su artículo les garantiza grandes posibilidades, aunque se trate de un bien no renovable, explotable durante un ciclo que esos países no parecen estar aprovechando para industrializarse. Son países en desarrollo, ricos, aunque su opulencia no será eterna. Para ellos se ha intentado la denominación de Cuarto Mundo, pero es un rótulo equívoco, porque podría pensarse que comprende a los que se encuentran en peor situación, y de hecho se ha empleado a veces para señalar niveles extremos de pobreza nacional o para referirse a los emigrados de países pobres que viven en la marginación de ciudades del Primer Mundo.









La ropa usada sigue siendo exportada masivamente a América Latina y a otras regiones. En algunos casos, viaja como donación de prendas que, desde cierto nivel de vida, en Estados Unidos y Europa son descartadas por su desgaste o por haber pasado de moda. En vez de que ocupen inútilmente espacio en la casa, su entrega a alguna organización humanitaria permite al donante ese pequeño lujo de ejercer la caridad. Puede que, una vez en el lugar de destino, no sean repartidas gratuitamente sino vendidas -el donante no lo sabe- pero, regaladas o no, el propósito principal se ha cumplido: lo desechado ya está lejos, en algún país del sur, y viste a quienes no pueden pagar por un producto nuevo.





Las llantas usadas que son exportadas a los países subdesarrollados prestan un servicio relativamente breve, pese a los reencauches. El objetivo de traerlas es no tanto usarlas sino sacarlas del hábitat desarrollado, donde son un estorbo caro de almacenar, porque legalmente no pueden seguir circulando y su reciclamiento es muy costoso.



El uso del tercer mundo como basurero de los países desarrollados permite a estos no asumir los costos ni la responsabilidad por niveles de consumo que, de no mediar estas exportaciones insanas, resultarían insostenibles. El traslado sistemático de bienes que resultan inútiles y de deshechos incómodos o peligrosos hace posible desentenderse de las consecuencias de un modelo de consumo que, siempre en busca de productos nuevos, renueva constantemente la oferta, a menudo de manera frívola.

Y cuando seamos viejos, esa cosa que está tan terriblemente cercana, seremos un montón de basurita en un aparcamiento privatizado con el certificado de Sanidad, llamado geriátrico. Y si hay demasiada basura, pues unas pastillas y a fertilizar el subsuelo del monte, dando verde a los pinos y amarillo a la genista. Pero eso sí, que no pongan el Tanatorio en mi barrio, que molesta. Los viejos, los enfermos, los niños, las embarazadas al aparcamiento. Los detritus que impiden la productividad perfecta, fuera del sistema.

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